lunes, 14 de febrero de 2011

SOY IGUAL QUE TÚ

SI EN EL FONDO SOMOS IGUALES

El jueves día 3 de febrero de 2011, mientras Heavy Trash tocaba en la sala Sol, unos amigos y yo nos íbamos de cañas a un bar cercano.
El grupo de anoche estaba compuesto por una cantante indie, una premiada documentalista, una dj de moda en Madrid, una reflexóloga – no se si se dice así-, un dentista y yo. Cuatro mujeres –desesperadas, o no- y dos barones.
Mientras yo hablaba de mis problemas reumáticos con los de ciencias (el dentista y la que masajea los pies y te cura el dolor de cabeza) las de letras hablaban de sus sentimientos de amor odio hacia el sexo opuesto.
Después de conversar del reuma y prótesis dentales y tomarnos dos cañas más, damos un giro a la conversación. Sexo. Todo un clásico. Ya habíamos hablado del día a día, ya habíamos tenido nuestra dosis de política y música, ya nos habíamos quejado de la crisis y de lo mal que está el mundo... Quedaba el tema estrella.
Las de ciencias empezaron a hablar de sus gustos estéticos, que tipo de personas les gustan. Empezaron muy alto, solo top models, deportistas y de los que aparentemente pertenecen al mundo de los chulazos y chulazas imposibles de alcanzar cualquier persona de a pie.
Cuando me tocó dar mi opinión, dije que a mi las que me gustan son las chicas con curvas y si la curva es más larga de lo normal no pasa nada. La mujer que estaba en mi conversación no daba crédito. Opinaba que a los gorditos les cuesta todo más que a los demás. Yo no hablaba de eso, hablaba de sexo, hablaba de deseo, de apetito sexual. Ella seguía sin estar convencida, hasta que le di la explicación clave. Cuando una mujer gordita se estira en una cama, la carne se coloca de manera tal, que no existen barrigas ni ninguna mala pinta, si nó todo lo contrario, hay curvas y bien bonitas.
Cuando terminé de dar mi explicación sobre las curvas y las rellenitas, la autoestima subió en la persona que estaba escuchándome y llamó a las de letras, para que escuchasen mi teoría.
Se giraron y les tuve que dar mi explicación sobre mis gustos y el de muchas personas y aunque a primera vista si que es importante, luego cada uno de nosotros lleva en su interior su verdadero gusto y deseo sexual. Había que quitarse complejos de en medio y eso sobretodo lo da la edad tras éxitos y fracasos sexuales (importantísimo tener de cada)
Les habíamos interrumpido su conversación. No sé de que estaban hablando, aunque el debate tenía pinta interesante.
Mientras no paraba de comer morcillitas y “salchichas país” hubo un momento que vi a una de las de letras más efusiva de lo normal. No te sulfures – dije- y con una sonrisa me explicó que estaban en una conversación de chicas y que los chicos no hacíamos esas cosas.
¿Qué cosas no hacen los chicos?
Supuestamente –siempre según las chicas de letras con las que estaba tomando cañas- los chicos no quedan para hablar de sus sentimientos amorosos, de que se siente ante el rechazo y que no nos damos calor unos a otros.
Error, error, error….
Los hombres en ese aspecto hacemos exactamente lo mismo que las mujeres. Un matiz que puede variar es que quedamos con el mejor amigo, o la persona en la que más confiamos y no montamos un grupo de debate a lo 59 segundos para criticar y buscar soluciones a algo que no tiene solución como es el entendimiento del prójimo y de porqué tenemos que entender a las mujeres o viceversa.
Lo normal es enamorarte de la persona equivocada más de una vez en la vida, hay que sufrir para seguir adelante y una vez ya te has frustrado y criticado al sexo opuesto tanto como has querido te vuelves a enamorar de la persona equivocada.
¿No es más divertido el desamor? El amor es un puto rollazo… Todo va tan bien que da asco. El desamor hace que las relaciones sociales sean más divertidas, que ese odio (que en realidad es amor) hace que tomemos una caña detrás de otra y no hundamos la hostelería, que veamos películas y no hundamos la industria del cine, que compremos libros de autoayuda y no hundamos la industria del libro y que escuchemos soul y no hundamos la más que hundida industria discográfica. Sin desamor el PIB de nuestro país estaría por los suelos, no escucharíamos los consejos de nuestros amigos (a veces mejor no escucharlos) y no nos quitaríamos los complejos, que en el fondo es lo que todos tenemos. Somos un manojo de complejos… Con mi explicación de las gorditas dejábamos de lado los complejos.
Tras hablar cada uno de nosotros de nuestros gustos y conocernos y sorprendernos de nosotros un poco más y no haber arreglado absolutamente nada del asunto, me marché a casa porque al día después viajaba a Barcelona muy temprano.
El comandante de mi vuelo, un portugués que hablaba muy cerrado dijo al aterrizar… Recuerden de llevarse todos sus DEFECTOS PERSONALES, la mayoría de la tripulación que estaba atenta se rió. Pensé que es lo único que siempre llevo conmigo los defectos personales, que nunca me abandonan, como a la mayoría de los seres humanos, sin defectos personales so somos nadie, sin defectos personales, no hay gorditos o flacos, altos o bajos, listos o tontos. Los defectos personales bien llevado pueden ser garantía de éxito, no siempre han de ser negativos.
Y para eso todos somos iguales hombres y mujeres, que quede claro de una vez.

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